En 1665, la historia de la comunicación científica cambió para siempre. Con solo dos meses de diferencia nacieron en París el Journal des sçavans y en Londres las Philosophical Transactions of the Royal Society. Aunque ambas publicaciones inauguraron el concepto de revista científica, no fueron iguales: cada una respondió al contexto cultural y político de su tiempo, marcando el rumbo de la ciencia moderna.
Journal des sçavans: la visión francesa
El 5 de enero de 1665, Denis de Sallo, erudito y magistrado, fundó en París el Journal des sçavans con el apoyo del ministro Jean-Baptiste Colbert.
- Modelo: patrocinio estatal, alineado con el absolutismo de Luis XIV.
- Contenido: reseñas de libros, obituarios, informes científicos y noticias jurídicas.
- Objetivo: catalogar “todo lo nuevo” para un público amplio dentro de la “República de las Letras”.
En 1665, la historia de la comunicación científica cambió para siempre. Con solo dos meses de diferencia nacieron en París el Journal des sçavans y en Londres las Philosophical Transactions of the Royal Society. Aunque ambas publicaciones inauguraron el concepto de revista científica, no fueron iguales: cada una respondió al contexto cultural y político de su tiempo, marcando el rumbo de la ciencia moderna.

Philosophical Transactions: la solución inglesa
El 6 de marzo de 1665, Henry Oldenburg, secretario de la Royal Society, lanzó las Philosophical Transactions como una iniciativa privada, con el respaldo informal de la institución.
1. Modelo
Empresa personal con el imprimatur de la Royal Society.
2. Contenido
Informes especializados de “filosofía natural” —lo que hoy llamamos ciencia—, experimentos, observaciones astronómicas y descubrimientos científicos.
3. Objetivo
Sistematizar y difundir los hallazgos que llegaban a través de la red de corresponsales de la sociedad.
Aunque no era oficialmente la voz de la Royal Society, muchos la percibieron así, lo que le dio una autoridad única.
Si todos los libros del mundo, excepto los Philosophical Transactions, fueran destruidos, puede decirse con seguridad que los cimientos de la ciencia física no quedarían sacudidos, y que el vasto progreso intelectual de los últimos dos siglos estaría, aunque incompleto, registrado en gran medida.
Cómo las revistas científicas resolvieron cuatro problemas clave
El nacimiento de estas dos publicaciones no fue solo un avance editorial; resolvió problemas que limitaban la ciencia desde hacía siglos:
1. Velocidad y difusión
El formato periódico permitió que los descubrimientos llegaran a cientos de lectores simultáneamente, reemplazando el lento sistema de cartas.
2. Registro y autoría
La fecha de publicación creó un registro público que acreditaba la autoría, reduciendo las disputas por prioridad y eliminando los anagramas y mensajes cifrados.
3. Certificación y revisión por pares
Oldenburg inició la práctica de consultar a otros expertos antes de publicar, sentando las bases de la revisión por pares.
4. Archivo y acumulación
Cada número se convertía en parte de un archivo permanente, permitiendo que la ciencia se volviera acumulativa y verificable.
El legado de 1665 y el ADN de la ciencia moderna
Más de 350 años después, los cuatro pilares establecidos en 1665 —registro, certificación, difusión y archivo— siguen siendo el núcleo de la publicación científica moderna.
Aunque hoy vivimos en un entorno digital, con acceso abierto y preprints, los principios de rigor, validación y registro público continúan siendo esenciales para garantizar la integridad de la ciencia.